Tratamiento en Obesidad

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

La obesidad es uno de los síntomas que aparecen en un trastorno de la conducta alimentaria. El tener sobrepeso puede predisponer al inicio de actividad física intensa o dietas sin control médico, que desemboquen en trastornos de la alimentación.

Dentro de la familia de los desórdenes alimenticios, el síndrome del comedor compulsivo es el más común.

Se caracteriza por comer una gran cantidad de alimento sin control alguno; existe una obsesión por la comida y constantemente se inician dietas que no duran más de tres días. Aunque personas con sobrepeso lo padecen, también se da en personas con peso normal o ligeramente superior al promedio.

Dado que en nuestra sociedad las apariencias juegan un rol determinante, la afectada(o), se siente bajo presión constante y para evadir la presión y consecuente frustración por no poder ser de "las exitosas", come aún más para callar sus sentimientos de dolor, fracaso y minusvalía. Dado que esto consume casi toda su energía, la apatía y la depresión siempre hacen su aparición, la cual es curada con otro atracón.

Existe profunda vergüenza al comer. Si se cuestiona, responderán mintiendo; a menudo se esconden cayendo más profundamente en el hueco del que van huyendo.

Paulatina y crecientemente, la verás más deprimida y distante de su ambiente. Llegará el punto en que querrá ser invisible, cubriendo con la comida el maltrato que recibe. Dado que los sentimientos de culpa y minusvalía con los que cargan son demasiado dolorosos de afrontar, inconscientemente se recurre al sobrepeso para que "pongo una segura distancia de la realidad".

Rehúyen el contacto social por el dolor que les causa. Viven en el victimismo. Siempre hay "quien se las hace" para ellas acabar desquitándose con ellas mismas. La comedora compulsiva tiene profundos huecos de autoestima. Sienten no miedo, sino pavor, a expresar sus sentimientos reales por el pánico al abandono. Aguantarán lo que sea con tal de que la soledad no sea su único trono. Pueden volverse al paso del tiempo abiertamente hostiles con los demás.